TURISMO

CIUDAD VALLES Y LA HUASTECA
Julián Díaz Hernández

Si se piensa en verdor, frescura y el baño de agua natural, Tamasopo es el sitio exacto, no en balde su nombre original significa “lugar que gotea” o “agua que cae”; y es que sus cascadas que mojan montañas y se precipitan luego formando enormes pozas, están por todos lados hacia el noroeste, una vez que se llega a la cabecera municipal a través de una ruta estatal que nace en la carretera federal 70, o bien desde la nueva autopista. 

   Entre las más famosas destacan las “Cascadas de Tamasopo” a solamente dos kilómetros del centro de la localidad, a donde se llega por una funcional carretera asfaltada. El sitio tiene estacionamiento amplio, y está debidamente acondicionado con andadores, puentes y trampolines; así como restaurantes de variado menú además de fuentes de sodas y tienda de artesanías.

   Cuenta con zonas bajas y profundas para nadar o solamente refrescarse, a la par con áreas desde donde darse un buen chapuzón ya sea desde la saliente de una pequeña cueva, o luego de columpiarse desde un mecate. El reto a la observación será encontrar el corazón gigante o el enorme pie, ambos esculpidos en las rocas bañadas por el agua cristalina. 

 En el área inferior, vale la pena recordar el antiguo aprovechamiento que se daba a la fuerza hídrica, con la existencia de las ruinas de un viejo molino (ahora remodeladas) cuyo funcionamiento se rememora en fotografías y se recrea en murales; en los escurrimientos llama la atención la existencia de peces de diversos tamaños y colores. Si se desea puede continuarse la caminata ascendente hacia el mirador "El querreque", desde donde se domina la perspectiva del paraje.

 A cuatro kilómetros hacia el poniente, “Puente de Dios-El Cafetal” –que recibe este nombre por la estación del mismo nombre- tiene para el visitante la inigualable experiencia de un nacimiento, de donde corre el agua para formar pequeñas playas, corrientes vertiginosas y la concurrida y famosa “Poza azul”, donde vale la pena atreverse a una aventura acuática por recovecos y sectores profundos.

   La frescura que rodea el lugar recompensa el andar por 315 escalones rústicos, en los cuales bien vale la pena detenerse para descansar, admirando el paisaje serrano, que algunas tardes adiciona un ingrediente especial: El serpenteo de más de medio centenar de vagones de carga tirado por cinco locomotoras que baja o sube las montañas como un monstruo de acero surcando el verdor.

   Pero la humedad que rodea a Tamasopo, surcando propiedades particulares, y la capacidad de emprendimiento de muchos particulares, ha propiciado el acondicionamiento de bellos parajes por doquier: Desde Paso ancho, Las playitas, El paraíso, Hacienda Los Gómez, El trampolín, hasta otros conocidos como El aguacate, sin dejar de lado las refrescantes zonas de Tambaca y Damián Carmona. 

   Hasta el año 1932 su cabecera municipal estaba en el ejido “La Palma” y ya en su ubicación actual, Tamasopo no solo es receptor de divisas a partir del turismo, sino también por la actividad cañera, que se concentra principalmente en torno al ingenio ubicado en Tambaca. Además es famoso como uno de los últimos e importantes reductos de la etnia pame o xi’oi.

   La creciente infraestructura hotelera y de restaurantes responde cada vez con una mayor prestancia a las necesidades de los visitantes, quienes concurren con elevada frecuencia en las temporadas vacacionales de Semana Santa y en la época de asueto en verano; entre las actividades destaca la Feria Cañera que se programa durante el mes de marzo, y algunos fines de semana con festivales de huapango.

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