HISTORIA

CIUDAD VALLES Y LA HUASTECA
Julián Díaz Hernández

ÉPOCA PREHISPÁNICA

Los habitantes de la región de Valles formaron parte de la gran familia maya, que se extendía por toda la costa desde Soto La Marina hasta América Central; después se dividió en dos ramas: La de Yucatán y la de la huasteca.

   Los huastecos eran –como los mayas- braquicéfalos, de frente ancha y cabeza chata, se teñían los cabellos, practicaban la mutilación dentaria, traían como adorno brazaletes de oro, en las piernas unas medias calzas de pluma, y en las manos, muñecas de chalchihuites.

   Usaban narigueras, orejeras, y a las espaldas unos plumajes redondos a manera de grandes moscadores, de hoja y pluma. Como armas, empleaban el atlátl, la flecha, el arco, la porra, hachas y cuchillos de obsidiana. 

   Cultivaban con habilidad las artesanías, las mujeres vestían la indumentaria que presenta el Códice Vaticano y ellas mismas hacían la tela y los vestidos. 

   Además de la bien lograda cerámica, los huastecos trabajaban el oro, el cobre, el jade, el ónix, la obsidiana y la piedra.

  LA CONQUISTA

Cuando Hernán Cortés hubo conquistado la Gran Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521, determinó asegurar las entradas y salidas por mar y ampliar la dominación en las partes que quedaban entre la capital y la costa.

   Ya tenía noticias de los huastecos y sabía que Francisco de Garay desde 1519 había intentado penetrar en la región por el río, pero cuando supo que los indios habían matado a los españoles que dejó Garay en Pánuco, se decidió a ir personalmente. 

   Cortés tuvo algunos encuentros, pero fue en Coxcatlán donde los huastecos le presentaron una reñida batalla. Victorioso el conquistador, Oxitipa y sus tributarios quedaron sujetos al poderío español.   

   Este siguió adelante y el 26 de diciembre de 1522 fundó en Pánuco la Villa de Santiesteban del Puerto, repartió en encomiendas los pueblos y dejó para sí los señoríos de Tamuín y Oxitipa.

VALLES, CREACIÓN ACCIDENTAL

Aunque el señorío de Oxitipa continuó siendo de Cortés, al marchar éste en octubre de 1524 a la expedición de Las Hiberas, sus enemigos aprovecharon para adjudicarlo en 1525 a Gonzalo de Ocampo. Al mismo tiempo, Nuño Beltrán de Guzmán recibía su nombramiento como gobernador de la Provincia de Pánuco. 

   Ante la falta de minas de oro y plata, se dedicó entonces al tráfico de esclavos, que cambiaba por caballos y otros objetos; en esta forma sacó para las islas más de mil hombres, provocando un despoblamiento en la región.

   En 1527 se creó la Primera Audiencia con Nuño de Guzmán como presidente, lo que le obligó a salir para México, lugar que abandonó en diciembre de 1529 para lanzarse a la conquista de Nueva Galicia.

   Esa decisión provocó que una real cédula fechada el 20 de abril de 1533 le quitara la gobernación de Pánuco, y antes de que le notificaran la orden decidió retornar a la huasteca para salvar lo que fuera posible.

   A mediados de ese año y con unos 35 de a caballo viajó a Pánuco, convirtiéndose en el primer español que cruzó territorio potosino en plena temporada de lluvias, perdiendo hombres y caballos al atravesar los crecidos ríos. Se conmemoraba el día de Santiago Apóstol –el 25 de julio- cuando llegó a la región a fundar la Villa de Santiago de los Valles de Oxitipa. 

LA EVANGELIZACIÓN

En 1539 el agustino Fray Antonio de Roa llegó a predicar en Oxitipa y su área circundante. Siete años atrás había llegado ya a la huasteca –aunque no a Valles- Fray Andrés de Olmos, encargado de crear la custodia de San Salvador de Tampico, integrada por varias misiones establecidas en la zona huasteca (una de ellos la de Santiago de los Valles).

   En 1593 el Virrey Velasco ordenó que se concluyese con toda brevedad la iglesia y monasterio franciscanos de Valles, lo que se convirtió en un hecho en 1607. La huasteca –en el aspecto religioso- pertenecía desde la conquista, al Arzobispado de México, pero en 1854 al erigirse la Diócesis de San Luis Potosí pasó a formar parte de la misma.

EL CRECIMIENTO

En 1569 el párroco Luis Olid de Viedma informaba a la mitra que había en Valles -frontera de chichimecas- once españoles, un mestizo y un mulato (casados todos); dos alcaldes, 3 regidores, mil 200 indios y un cura.

   Alcanzaba ya su máxima extensión, por el norte: Comprendía Tanchipa, mesa de Llera, y Jaumave; por el noroeste: Hasta más adelante de Matehuala; por el poniente: Las regiones del Valle del Maíz y Guadalcázar, así como Tamasopo, Tamasquín, Tanlacú, Xilitla, y Jalpan; por el sur: Chapulhuacán; y por el oriente: Colindaba con las alcaldías mayores de Pánuco, Tampico y Huejutla.

   En 1697 –según el cronista Betancourt- el primer monasterio de la custodia de San Salvador de Tampico era el de Valles, donde residían el padre custodio y su secretario. Formaban la población 30 familias de españoles y 9 de negros, que junto a mulatos, mestizos e indios, eran más de 400 personas.

   Para 1787 se había extinguido la alcaldía mayor de Valles y su territorio pasó a formar parte de la extensísima intendencia de San Luis Potosí; tenía ya 2 mil 614 pobladores. Las actividades más importantes eran la siembra de maíz y frijol, así como la cría y matanza de reses. 

   En toda la subdelegación de Valles había 23 cabeceras, 21 haciendas y 74 ranchos.

GESTA INDEPENDIENTE

Las guerras de independencia de 1810 no llegaron hasta Valles porque las fuerzas realistas asentadas aquí no permitieron ningún movimiento a los rebeldes; era el comandante de ellas fray Pedro Alcántara Villaverde, quien con sus compañías persiguió a los insurgentes de los alrededores. 

   El 6 de agosto de 1821 se juró aquí el Plan de Iguala, enseguida se hizo lo propio en las demás poblaciones potosinas, y con el cambio de gobierno y de organización política, desapareció la intendencia de San Luis Potosí, formándose el estado con éste nombre y las alcaldías mayores de San Luis, Guadalcázar, Charcas, Venado y Valles.  

CIUDAD DESDE 1827

Desde su fundación, Santiago de los Valles de Oxitipa había sido catalogada –de acuerdo a los decretos oficiales- como una Villa, y su importancia no se incrementó sino hasta 1826, cuando se erigió como partido, comprendiendo las municipalidades de Aquismón, Tancuayalab, Tamuín, y Tanlajás.

   Posteriormente, la Legislatura del Estado en su decreto número 60 del 5 de octubre de 1827, ordenó que todas las cabeceras de Departamento y Partido en adelante se denominarían ciudades. Por ello desde esa fecha, la antigua Villa de los Valles se convirtió en Ciudad Valles. 

   Para 1858 Valles ya era un partido que dependía directamente del departamento de San Luis Potosí; para el 29 de noviembre de 1881 se amplió su jurisdicción territorial con los ranchos Tutuche, Pastor y Tantobal. Y según el decreto 4 del 27 de octubre de 1897 al partido de Valles se agregó Tanquián, que a su vez se había segregado del de Tancanhuitz. 

INVASIÓN E IMPERIO

En diciembre de 1846, los norteamericanos después de tomar Tampico, se internaron en la zona en busca del general Parrodi, quien se había refugiado en El Pujal con el armamento sacado de aquel puerto. 

   Pero en El Pujal, al igual que en Valles se reunieron fuerzas mexicanas con el propósito de rechazar el invasor. Ante esta defensa los norteamericanos retrocedieron y la ciudad se salvó de la ocupación extranjera. 

   Sin embargo, años más tarde (en 1864) al establecerse el Imperio de Maximiliano, Valles se adhirió a él, hasta fines de 1866 en que fue ocupado por las fuerzas republicanas. Por ese entonces, el municipio contaba con 3 mil 700 habitantes.

LA LLEGADA DEL FERROCARRIL

En 1854 se dio un buen avance en materia de comunicación, al concluirse el camino de San Luis a Tampico, pasando por Rioverde, Rayón, Tambaca, Valles y El Pujal; y el 1 de mayo de 1886 –cuando el municipio contaba con 6 mil 919 habitantes- se inauguró el telégrafo desde nuestra ciudad hasta San Luis.

   Pero el avance más significativo –sin duda alguna- fue el que comenzó a gestarse el 5 de mayo de 1878,al ponerse en marcha los trabajos de construcción de la vía del ferrocarril central de San Luis a Tampico, planeado para brindar un enlace rápido y directo a nuestra ciudad con el Golfo de México y con el centro del país.

   El 30 de marzo de 1890 se tendió el último riel y se puso el último clavo; en el tren que pasó ese día iba Mr.Whorf (superintendente de la división de Tampico desde 1882), anunciándose que a partir del 1 de mayo habría dos trenes por semana: 

   Se saldría de San Luis Potosí a la medianoche y se llegaría a Tampico a las 5 de la tarde (es decir, un recorrido de 17 horas), de regreso se partiría del puerto en la mañana para llegar a la capital potosina casi al finalizar el día.

   La inauguración oficial fue hasta el 17 de abril, con la asistencia del Secretario de Fomento, General Carlos Pacheco; el Secretario de Guerra, Pedro Hinojosa; y otras personalidades; quienes salieron en un ferrocarril tirado por la locomotora 128, incluyendo cuatro carros para los equipajes, servidumbre y comitiva.

ARRIBO AL SIGLO 20

El despertar del Valles de principios de siglo estaba lleno de ruidos producto del canto de los pájaros, el ladrido de la gran cantidad de perros, el alboroto de los gallos, el rebuznido de los asnos y el mugir de las vacas. 

   Crecía la fama del “Arroyo de los Puercos”, cruzado por un camino que conducía a la estación del ferrocarril y estaba en lo que hoy es la calle “Pedro Antonio Santos”. Solo había escasas viviendas con techos de palma en el centro del pueblo y poco antes de  llegar a la vía del tren; una de las más conocidas era la de la francesa doña Marianita. 

   El vado para cruzar el río estaba donde ahora; por las orillas de la ciudad había corrales para guardar bestias de carga de los arrieros que venían con sus productos del interior de la huasteca, principalmente bultos de café.

   El agua para tomar y para usos domésticos se traía del río, había unos aguadores que la acarreaban ya sea en latas o en burros. Desde las cuatro de la mañana en algunas casas se veía luz en las cocinas, que generalmente eran un jacal separado de la habitación principal; algunas veces en las viviendas particulares se organizaban bailes y la música la componía una recortada orquesta, por lo que frecuentemente se usaba un gramófono.  

   Los paseos más frecuentes se hacían en grupos o a caballo, la costumbre era acudir a la estación del ferrocarril a llegar o salir el tren. Otros pobladores iban a la plaza y los recorridos llamaban la atención porque jóvenes y señoritas caminaban en sentidos opuestos saludándose al encontrarse.

   Otro de los pasajes curiosos era que al carecer de drenaje se usaban excusados fabricados en cajones de madera y algunos se construían de dos en dos, para cuando les llegara el turno a los amigos pudieran platicar entre sí, mientras realizaban sus necesidades.

   Para bañarse había que hacerlo en el río: Los hombres con un calzón y las mujeres con un camisón en zonas poco profundas, se ponían en cuclillas y hacían su tertulia platicando largamente. Los empleados de las tiendas bajaban al río solo en noches oscuras por un callejón lateral, completamente desnudos, con una toalla al hombro y un jabón en la mano.

LA REVOLUCIÓN

En agosto de 1910, con motivo de la campaña electoral maderista empezó  la inquietud revolucionaria en la región, y dos años después Rafael Curiel se levantó en armas cerca de Valles.

   Pero no fue sino hasta abril de 1914 cuando se dio uno de los más cruentos enfrentamientos: El general Gabriel Gaviria acompañado del coronel Vicente Salazar, del general Daniel Cerecedo, del general Hernández, y del coronel Manuel Lárraga, salieron de Nuevo Morelos hacia el sur, cruzaron la vía férrea, y el día 9 de abril de 1914 pasaron el armamento y el parque que llevaban.

   Se retiraron a 7 kilómetros al sureste de Valles y se preparó el ataque a la ciudad, de acuerdo con el plan formulado por el mayor Arturo Garcilazo: El coronel Vicente Salazar con el general Gabriel Gaviria debían atacar el Panteón por el lado oriente y el coronel Agustín Galindo ocuparía el camino de la estación para impedir la retirada.

   Otra fuerza se establecería  del lado del río Valles, y por el norte estaría el coronel Millán, el mayor Carlos Aguirre fue enviado a un punto arriba de la población para minar la vía férrea, y al lado de abajo se mandó al francés Gabriel Farigoul para minarla por ese lado. Se ordenó a los indios huastecos del Huichimal llevar víveres y proporcionar la ayuda necesaria.

   El ataque se inició a las 3 y media de la mañana del día 12, y la ciudad cayó en poder de las fuerzas revolucionarias a las 5 horas, la guarnición huyó y logró escapar. El destacamento federal juchiteco se defendió bravamente en la estación; el general federal Alberto T.Rasgado mandó un refuerzo desde Cárdenas, pero el tren en que venía fue volado por el mayor Carlos Aguirre.

   Para el 17 de junio de ese mismo año, las fuerzas revolucionarias tenían en su poder Valles, éstas siguieron su avance hacia San Luis Potosí. La región quedó en manos de los villistas, al mando de Urbina, y al perder éstos en la cruenta y prolongada Batalla de Ébano (en junio de 1915), Valles quedó en manos de los carrancistas. Al terminar la revolución, el municipio tenía 11 mil 386 habitantes y la cabecera mil 672.

LA POST REVOLUCIÓN

Hasta antes de concluir las dos primeras décadas de éste siglo, en Valles no existía luz eléctrica y el alumbrado se hacía por medio de quinqués de petróleo, velas y veladoras. En la famosa tienda “La Colmena” sus dueños instalaron un gasógeno que distribuía el gas por tubería para alumbrar otros locales y las bodegas.

   Ya en 1920 don Tomás Oliva y su hermano Ángel (que era ingeniero) instalaron un generador que producía ocho kilos de fluido eléctrico y alumbraba unos cuantos lugares. Después se asociaron con don Romualdo Del Campo y aumentaron a 50 kilos, que alcanzaron para alumbrar a mayor número de usuarios. 

   Más adelante el ingeniero Mario Niño Salgado fundó la hidroeléctrica del río Micos, con una capacidad de 3 mil kilos; entonces los señores Oliva y Del Campo se convirtieron en distribuidores porque contaban con una red ya instalada.

  Después de 20 años, a los hermanos Oliva se les terminó el tiempo estipulado para la explotación, asociándose con Del Campo en la empresa “Oliva Hermanos y Compañía”, sociedad que después compró por completo el propio don Romualdo hasta que la Comisión Federal de Electricidad absorbió el servicio.

LA PRIMERA CARRETERA

Tan trascendental como la construcción de la vía del ferrocarril, lo fue para los vallenses el proyecto de la carretera México-Laredo, que comenzó a gestarse en 1930. Un sueño que -sin embargo- se vio ensombrecido por la posibilidad de que la ruta que venía de la capital del país pasara sólo por El Pujal, de ahí a Tamuín, y posteriormente hacia Ciudad Mante.

   Ante ello, hombres visionarios como don Juan Del Campo Jáuregui intervinieron ante la Cámara de Comercio de Tampico y de San Luis, para que éstas a su vez lo hicieran ante la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, destacando la importancia comercial e industrial que para Valles representaba que la carretera pasara por aquí.

   De tal forma, se logró la modificación que permitió enlazar a la puerta grande de la huasteca potosina con la ciudad de México y las ciudades del norte del país, desde julio de 1936. Para entonces, Valles contaba con 7 mil habitantes.

DE CARA A LA ACTUALIDAD

Con odontólogos en Valles, doctores, tratando de sepultar los negros acontecimientos de la matanza del 3 de octubre y de los incendios en los mercados, los vallenses se dedicaron a disfrutar de la nueva cara del Palacio, las variedades del Teatro Cine Alcázar, y de la primera radiodifusora.

   Ya con su delegación de la Cruz Roja y el Club Rotario, con su carretera a Tampico y su primera Escuela Secundaria, Valles recibió a la última mitad del siglo con transporte urbano, una Catedral, su escudo oficial, y hasta un asilo.      

   A pesar de embates naturales como el ciclón “Hilda” del 55, se hizo frente a la adversidad recibiendo a industriales a partir de los sesentas, y organizando su Feria desde 1963.

   Así, con sus museos, sus bibliotecas, sus bulevares, su Palacio remodelado, sus calles pavimentadas, su libramiento y su Centro Cultural, la antigua Santiago de los Valles de Oxitipa se encamina ya como la floreciente Ciudad Valles, puerta grande de la Huasteca Potosina.

 (BASADO EN EL LIBRO "VALLES Y SUS REMEMBRANZAS", DE LA AUTORÍA DE JULIÁN DÍAZ HERNÁNDEZ). 

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