HISTORIA

CIUDAD VALLES Y LA HUASTECA
Julián Díaz Hernández

Músico, conocido como “El zangaruto”. De la etapa de las ferias sin tanto estruendo: Con su alta dosis de folclor, su música suave que inspiraba los sentidos, el dulce olor pueblerino, el bullicio sin tanto alcohol en sus entrañas, y la sincera camaradería de un pueblo en desarrollo.

   Gonzalo Espitia Rodríguez, segundo en la lista de una familia de cuatro hermanos: Ana María, María Luz, y Rafael; hijos todos de Gonzalo Espitia y Aurelia Rodríguez. Fueron precisamente sus consanguíneos quienes se basaron en aquella figura elevada y encorvada para aplicarle el mote que le acompañó toda su vida de músico, delegado artístico y dirigente sindical.

   Nacido el 20 de mayo de 1915 en Tampico, desde joven le atrajo la música y cuando cumplió su mayoría de edad, ya era parte de una orquesta. Al regreso de una gira por Cárdenas decidió quedarse en Valles y al cabo de unos meses sentó sus raíces en la ciudad; así conoció –en la década de los treintas- a la que sería su esposa: Mercedes Carmona Ramos.

   Ella había nacido en San Luis pero vivía aquí con su madre, una estricta maestra rural que se oponía al noviazgo entre ambos, sobre todo porque en ese tiempo el oficio de músico tenía muchos estigmas. Gracias a la intermediación de una abuela, Gonzalo consiguió su propósito y al cabo del tiempo -después de casarse- se convirtieron en padres de María Guadalupe, Magdalena y Gonzalo.

   A la par con su familia, fundó una de las primeras orquestas formales en la ciudad, junto a la cual se volvió un icono de la diversión, pero también del arte. La Feria estaba apenas en ciernes, y cuando se instituyó –en la década de los sesentas- “El Zangaruto” llegaría al salón “Carta Blanca” para alternar con grandes artistas de la época, como León Segovia y “Los Polivoces”, entre otros.

   Esas noches de baile, Gonzalo Espitia leía su partitura, detrás de la batería, comandando las confrontaciones musicales de antología entre las dos principales marcas de cerveza, cuando en el salón “Corona” actuaba la “Orquesta Tampico” encabezada por el famoso Claudio Rosas. Ese duelo sin igual y la variedad que ahí se programaba, deleitaban a los presentes hasta entrada la madrugada.

   En la víspera de los setentas, tras dejar su huella en la historia musical de la ciudad, y debido al surgimiento de los grupos del género tropical y de rock, junto con la aparición de las discotecas, decidió retirarse de la orquesta; además, no quería inducir a que su único hijo varón siguiera el mismo camino, pues lo consideraba muy sufrido e incomprendido.

   Sin embargo, Espitia Rodríguez seguiría ligado al espectáculo, porque después se desempeñó como delegado de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), supervisando que los contratos entre artistas y empresarios se cumplieran al pie de la letra, sobre todo en tiempos de Feria; también hacía las veces de interventor y se encargaba de cobrar la respectiva “cuota de paso”.

   Posteriormente, ya como representante local del Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica (STIC), era a quien los empresarios u organizadores de espectáculos recurrían, cuando necesitaban de la contratación de personas para trabajar en las taquillas y en las puertas de los escenarios, vendiendo y recogiendo los correspondientes boletos.  

   En esa última faceta de su vida, el propio Gonzalo Espitia se convirtió en boletero, en el cinema “Valles 70”, donde su estampa alta e inclinada era ya característica, tras haber pasado por los cuartos de proyección de los cines “Río”, “Osuna” y “La Fuente”. La muerte lo sorprendió así, laborando, en la entrada del “70”, el 1 de septiembre de 1993.

   En 2009 el Ayuntamiento le entregó de manera post-mortem la Presea Municipio de Ciudad Valles por su trayectoria en la música.

 TOMADO DEL LIBRO “VALLES Y SU GENTE”, DE LA AUTORÍA DE JULIÁN DÍAZ HERNÁNDEZ (De venta en las librerías de Ciudad Valles, y San Luis Potosí).

 

 

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